Bajo el mar

“¡Pobre mar condenado

a eterno movimiento

habiendo antes estado

quieto en el firmamento!”i

Mar, Federico García Lorca

iEn Libro de poemas (1918-1920) de Federico García Lorca en Editorial Alianza

El capítulo 10 de La elocuencia de la sardina, bien podría estar inspirado en este poema del granadino García Lorca, el capítulo se llama El mar como espejo, y cuenta como desde la Antigüedad esa inmensidad azul fue vista como un espacio que debía reflejar aquello que existía sobre la tierra:

“Bajo las aguas reencontramos el Arca de Noé al completo: peces gato, peces elefante, peces escorpión…Están así mismo la uva, los tomates, los pepinos de mar, los dátiles de mar…Los objetos más diversos tenen también sus réplicas marinas: navajas, estrellas de mar, peces piedra…Lo mismo ocurre con las profesiones: focas monja, peces cardenal, peces payaso, peces soldado…»

La creencia de que el mar tenía su equivalencia terrestre se remonta a los tiempos de Plinio, pasa a la Edad Media y se “convirtió en un concepto cosmológico” desplegando todo tipo de respuestas al cómo se daba ese efecto. Bill Françoise relata estas historias y muchas más en este encantador libro publicado en la colección Argumentos de editorial Anagrama.

Partiendo de un temor infantil al mar abierto, este físico desentrama un hilo que habla sobre los bogavantes y los inquilinos con los que comparte su gruta submarina, ambos alimentándose de la misma comida, pero esperando el momento justo para devorarse a su vecino. De las anguilas que pueden vivir más de 100 años en un pozo, a la espera de encontrar su salida al mar y olvidando morir sosteniendo su esperanza. O de cómo la rémora se convirtió en un aliado imprescindible para los aborígenes australianos del estrecho de Torres, ayudándolos a pescar tortugas, tiburones y grandes peces. Pero mezclado con historias asombrosas que alimentan el gusto por los misterios que esconde el fondo del mar, cada capítulo está salpicado de otras anécdotas y otros datos que confirman aquello que todos sabemos y a veces elegimos ignorar: nuestros océanos se mueren.

Entonces, otro libro de nuestras estanterías me viene a la mente: Océanos de vida del británico Callum Roberts, publicado en editorial Alianza.

En éste, los eufemismos no están presentes, sino que es un libro que alerta con lenguaje claro y datos irrefutables, el peligro que viven nuestros mares. Desde la merma de especies marinas que se cuentan por miles, de la densidad de vida submarina que se pierde en manos de los dragados, de la pesca por arrastre y la basura que innunda el espacio oceánico. También nos habla de las epidemias que atacan a los peces por consecuencia de los vertidos de las industrias farmacéuticas. Difícil es para nosotros imaginarnos que un pez podría tener un comportamiento errático por causa de algún medicamento destinado a los humanos, pues si sucede:

“La fluoxetina, el ingrediente principal del Prozac, puede provocar síntomas en los peces, como natación errática, pasividad y una disminución en la agresividad y en la ingesta de alimentos. Según un estudio, las gambas felices viven al límite, pues se alejan de sus cobijos y se precipitan a las fauces de los depredadores al acecho.”

Este libro, es la edición en español del año 2014 y su original en inglés fue escrito en 2012, Roberts nos habla de un daño que puede ser reparado medianamente si se toman acciones inmediatas, para lograr un cambio en los siguientes 10 años. Con este panorama, es muy triste leer una noticia publcada la semana pasada en Montevideo Portal, que alertaba sobre la necesidad que tiene la ONU de cerrar la última rueda de conversaciones para finalmente llegar a un acuerdo y lograr una ley de protección de las aguas y la vida de alta mar.

Para Roberts deberíamos estar viendo los efectos de un cambio, pero en realidad se sigue hablando diplomáticamente…y el reloj sigue corriendo.

«El nefasto estado de los océanos supone que el momento de actuar es este», avisó hoy el secretario general de la conferencia que negocia el tratado, Miguel de Serpa Soares, que urgió también a todos los países a mostrar espíritu de «cooperación» y encontrar «compromisos»i.

“El mar
sonríe a lo lejos.
Dientes de espuma,
labios de cielo”.iiii

La balada del agua de mar, Federico García Lorca

Soledad Viera

i En Libro de poemas (1918-1920) de Federico García Lorca en Editorial Alianza

ii https://www.montevideo.com.uy/Ciencia-y-Tecnologia/La-ONU-entra-en-la-recta-final-para-lograr-un-tratado-que-proteja-los-oceanos-uc830150

iii En Libro de poemas (1918-1920) de Federico García Lorca en Editorial Alianza

La Ergástula, Días contados y Milenio: tres nuevas editoriales en nuestro catálogo

Si el libro no lo tienen ustedes, no está en ningún lado”

Esta es una frase que escuchamos muy seguido y aunque no es necesariamente acertada, nos alaga pues marca una política de trabajo que nos ha caracterizado: siempre estar en la búsqueda de nuevos títulos, nuevos autores, nuevas editoriales.

A la hora de buscar nuevo material, una de las grandes herramientas es el buceo on-line, lo que conlleva horas y horas frente a una compu recorriendo páginas web y sus catálogos. Pero tales búsquedas llevan a más que satisfactorios resultados, como es el ejemplo de Editorial La Ergástula

Nacida en 2008, La Ergástula está dedicada a la publicación de libros sobre Historia, Arqueología, Historia del Arte y unos más etcéteras. “Siendo arqueólogos de profesión, éramos conscientes de la dificultad de encontrar una vía de publicación para las monografías de carácter técnico, al menos en España. Al fundar Ediciones de la Ergástula nuestra intención ha sido proporcionar a los profesionales de la Historia un lugar donde sus investigaciones encontrasen cabida”

“Nuestros títulos, todos escritos por profesionales de la Historia, están orientados tanto a un público especialista como a cualquier persona interesada en la Historia”

Con cerca de un centenar de autores, colecciones y series, el catálogo de La Ergástula es un deleite para cualquier amante de la historia. En esta primera incursión que hemos realizado hemos traído una docena de sus títulos, pero sabemos que solo será un comienzo para seguir engrosando nuestras ávidas estanterías.

A veces el encuentro con un nuevo sello se produce en una forma más cálida y casual, tal es el caso de Días contados Editorial. Si mal no recuerdo, fue a principios de 2021 cuando una pareja encantadora de clientes españoles se acercó al mostrador para felicitarnos por la calidez de la librería y dejarnos de regalo un libro: “Esto es lo que hacemos y quisiéramos dejárselos de regalo”. Ramón Girbau, responsable de Días contados, nos entregó una hermosa edición de El río sin orillas de Juan José Saer, en un diseño minimalista y elegante del que era difícil no enamorarse.

En nuestra siguiente importación era imposible pasar por alto la oportunidad de contar con ellos y descubrir cómo surge su proyecto: “En nuestro caso, vagamente, la génesis probablemente se halle en unos intentos (que acabaron fructificando) de ver publicada, hará cosa de quince años, una traducción al catalán de un texto de Julien Gracq, con el consiguiente deambular en busca de la editorial adecuada, una serie de entrevistas más o menos frustrantes (y una, última y feliz, con el editor mítico de Acantilado, en Barcelona, Jaume Vallcorba), y la constatación final de que la organización de una editorial mínima no iba a ser, en principio, más compleja de manejar que un piano de cinco teclas.”

Estas impecables ediciones son el resultado de un trabajo hecho con pasión y amor al libro: “sin oficinas ni instalaciones particulares, ni por supuesto organización ninguna. Le dedicamos parte de nuestro tiempo durante el fin de semana, con recurso a unos poquísimos colaboradores externos, y siguen siendo horas felices”.

Una tercera forma de encontrarnos con nuevos títulos viene de la mano de los propios clientes, quienes ya han realizado sus propias búsquedas y llegan con solicitudes específicas. Así fue como Editorial Milenio se manifestó ante nosotros y aunque algunos de sus títulos ya habían sido importados por algún colega, nunca habían tenido una masiva representación y para nosotros fue toda una novedad. “Hemos editado alrededor de 1.000 obras que se organizan en más de veinte colecciones. Las obras de historia, ensayo, música contemporánea, narrativa, filosofía, libro práctico, gran formato y de infantil y juvenil, constituyen un importante fondo editorial. Nuestro objetivo es llegar al máximo de público posible, somos una editorial generalista, es decir, publicamos todos los géneros y estilos literarios”.

Cualesquiera de las tres editoriales, coinciden en las dificultades que el mercado editorial representa hoy en día, pero con diferentes enfoques todas optan por seguir aportando ese diferencial. Días contados desde la publicación de cuidadas ediciones con traducciones de primer nivel; La Ergástula desde una constante de trabajo basado en títulos de respaldo académico y Milenio apostando a nuevas formas de difusión del libro (dígase e-book y audiolibros) sin descuidar el libro papel.

La importación de nuevo material supone para nosotros un gran esfuerzo en todos los sentidos, desde la búsqueda hasta el momento de descargar las decenas de cajas en nuestra librería, sin mencionar tooodo lo que viene después (ni hablemos de fluctuaciones cambiarias), pero cualquier inconveniente se desvanece al recibir la respuesta de nuestros clientes, sorprendidos de encontrar aquello que parecía imposible.

Para terminar este artículo que contó con la gentileza de los representantes de las tres editoriales respondiendo un breve cuestionario, nos despedimos poniendo la humildad a un lado y les dejamos la respuesta a la última pregunta realizada:

_ ¿Qué sensación les genera estar con sus libros en Montevideo, Uruguay?  

“Para nosotros, que una librería de Montevideo de la envergadura de Puro Verso se interese por nuestro catálogo es todo un honor y esperamos poder ir aumentando el interés y nuestra presencia con el tiempo”. (La Ergástula)

“Estamos convencidos de que nuestros libros tienen mucho interés para los lectores de Uruguay, poder encontrar el libro físico en su país, sin tener que pagar costos de envío, es una gran ventaja para los lectores y estamos muy agradecidos que la librería Puro Verso sea la encargada de facilitar este contacto entre los autores y los lectores” (Milenio)

“Para nosotros es un ni más ni menos que un privilegio: tenemos a la ciudad, a Puro Verso, y a Onetti, en un altar”. (Días contados)

Soledad Viera

De plantas, selvas y paraísos

“Al final del camino de piedras, justo antes del precipicio, el jardín desborda como una ola inesperada” (Cristian Alarcón)

“En el apartamento había tantas plantas que le decíamos la selva” (Pilar Quintana)

En 2021, la colombiana Pilar Quintana recibió el Premio Alfaguara de novela por Los abismos y un año más tarde, el chileno radicado en Argentina, Cristian Alarcón fue el galardonado por El tercer paraíso. Son dos novelas muy distintas desde el punto de vista formal, aunque con grandes puntos de encuentro en lo temático, pues ambas son voces que proyectan diferentes problemáticas que han sufrido las mujeres a lo largo del tiempo. La angustia de un futuro truncado por los designios paternos, la resignación, la depresión como consecuencia y la visión de un futuro que nunca podrá ser. Las dos historias también poseen la mirada desde los recuerdos de infancia, Claudia en Los abismos y el autor/niño en la del chileno. Y ambas están curiosamente “vigiladas” por la presencia silenciosa pero poderosa de, plantas.

Las dos citas con la que empiezo este artículo, corresponden a las frases iniciales de cada obra y no es meramente decorativa la alusión a la exuberancia de las plantas, pues ambas narrativas estarán siempre bajo la constante mirada de estos espacios verdes, internos y externos.

El primer intento de respuesta al por qué de la coincidencia puede estar en el lugar de origen de ambos autores, América Latina no es ajena a esa identificación de selva tropical, cañaverales, frutos exóticos y un sinfín de abundancias botánicas. Alejo Carpentier, Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Horacio Quiroga y tantos otros han situado o referido en su imaginario a la selva, las plantas o la riqueza mágica de la flora americana. Así que la respuesta al por qué, no está lejos de lo plausible, teniendo en cuenta el origen de ambos escritores. Pero también podemos ver a la selva, las plantas y los jardines como un espacio de refugio y contención.

Claudia, en Los abismos, la niña que cuenta la historia de su madre, sumida en un matrimonio que nunca quiso y con una vida de silenciosa resignación, es la dueña de esa frondosa vegetación alrededor de la cual se mueve la vida en el apartamento familiar. Una joven que nunca había hecho crecer nada, de repente comenzó con una plantita, hasta que “de a poco, el apartamento se fue llenando de plantas hasta convertirse en la selva”

Ese espacio es para la madre de Claudia una suerte de armadura contra las desdichas de su existencia, algo que era posible cambiar, trasplantar, hacer crecer y cuidar con verdadero deseo. Y también el espacio que primero abandonaba cuando el mundo era demasiado, cuando las persianas de su cuarto permanecían bajas y las píldoras y la caja de klinex eran su única compañía.

En El tercer paraíso las plantas forman un jardín, el jardín que el protagonista decide construir en su retiro de la gran ciudad en el tiempo de pandemia. Aquí el jardín, ese paraíso del título es una barrera de protección contra la maldad exterior. Es también la conexión con su infancia y la identificación de aquellos familiares cercanos y que ya no están: “Cuando murió mi abuela Alba llevaba crisantemos en las manos. Cuando murió mi abuelo Elías arrojé un ramo de junquillos…”

A lo largo de los capítulos, Alarcón mezcla sus vivencias infantiles, recordando a las mujeres que lo criaron, junto con su presente tomando cursos on-line, para armar su nuevo paraíso. Finalmente hilvanándolo con el nacimiento de una nomenclatura botánica y por ende otra forma de conquista del nuevo mundo.

En este libro se nombran a muchos teóricos de los jardines, pero es el contemporáneo Gilles Clément el que sobresale más que todos. Este paisajista y arquitecto francés, autor de varios libros que teorizan sobre los jardines del pasado y presente, es el autor de Una breve historia del jardín (Gustavo Gili, 2021), donde explica el inicio de los jardines, unidos al concepto de “protección”, protección de aquello que nos es preciado. “El primer jardín es un cercado. Conviene proteger el bien preciado del jardín…todo aquello que, a lo largo del tiempo, se presentará como lo “mejor” … (ese “mejor”) no dejará de evolucionar, pero el principio del jardín permanecerá constante: acercarse lo más posible al paraíso”

En medio de una narrativa de opresión e insatisfacción, los jardines ofrecen una oportunidad para moldear a gusto un espacio y escapar de una realidad que poca opción da al cambio. En este sentido, en el libro Jardinosofía –Una historia filosófica de los jardines (Turner, 2021), el filósofo español Santiago Burete explora en profundidad los sentidos de los jardines más allá de la mera decoración, y aquí encontramos una cita que bien puede responder a nuestra premisa inicial. Marc Treib (arquitecto) explica: “…valoramos el jardín justamente porque nos permite ejercer el control sobre un trozo de tierra, darle forma, criarlo, nutrirlo e, incluso, castigarlo de acuerdo a nuestros sentimientos, ideas y caprichos. Control implica también poder.”

No siempre una planta es una nota de color en una frase, no siempre una selva es un territorio donde solo situar una acción, no siempre un paraíso es el fin de un recorrido. A veces un paraíso es lo más terrenal, una selva un espacio diminuto hecho con las propias manos y una planta el mundo entero para poder sobrevivir

Soledad Viera

Darwin antes de Darwin

Dos hechos pasaron hace 20 años atrás.

El primero sucedió en la británica Universidad de Cambridge, cuando se vieron por última vez dos de los cuadernos pertenecientes a Charles Darwin, aquellos donde registrara sus impresiones y hallazgos durante la travesía del HMS Beagle en 1831. Un día estaban y al otro, habían desaparecido. El segundo hecho acontecía en nuestra Montevideo, cuando Alberto Gallo comenzaba su investigación sobre el viaje del naturalista, investigación que culminaría en la novela Simioinglés (Tusquets, 2022)

Aun cuando en esta novela está presente Darwin y su trama se desarrolla durante el viaje del Beagle, este libro no trata de exploradores, ni de descubrimientos zoológicos, ni de esbozos de teorías evolucionistas. Esta novela trata sobre los hombres y las bajezas de las que son capaces y del valor nulo que se le puede atribuir a algunas personas, pero también trata de la pequeña luz que puede encenderse en unos pocos y que lleva a la búsqueda de cierto tipo de justicia.  

La exploración de esa naturaleza humana no le es ajena al autor, quien ya lo practicara en novelas anteriores, aunque los contextos y las dinámicas fueran diferentes. Nunca acaricies un perro en llamas (Norma, 2010) es un ejemplo de ello, pero con un escenario en la Hiroshima de 1945 y más atrás en el tiempo en Ángeles entre nosotros (Alfaguara, 2005), cuya acción recorre varias épocas, una de ellas también en los tiempos de la famosa expedición. Simioinglés además nos sumerge en una trama policial, cuando en plena travesía comienzan a suceder una serie de asesinatos y el observador más grande del siglo se involucra para resolverlos. ¿Cabe todo esto en una novela de 300 páginas? Sí. O al menos Alberto Gallo es capaz de lograrlo.

Sobre varios de estos temas nos habla el mismo autor en esta breve entrevista realizada para nuestro blog

¿Por qué Darwin, por qué la travesía del Beagle?

Porque ya nada fue lo mismo después del descubrimiento que él hizo en este viaje, tan grande que luego le llevaría veinte años procesar y publicar. Decir en aquel entonces que descendemos de los monos era un sacrilegio totalmente inaceptable que llevó al “debate del siglo”, donde la iglesia debatió salvajemente con la ciencia. Hay registro en los periódicos de la época: a Darwin se lo dibuja con cuerpo de mono. Entonces, fisgonear en los entretelones de aquel viaje, cuando él todavía no sabía lo que iba a descubrir, es una oportunidad fantástica para un escritor. Escribir sobre Darwin cuando todavía no era Darwin. Y escribir sobre Fitzroy, un férreo opositor católico que termina sus días cortándose el cuello, tiempo después de que Darwin publica “Sobre el origen de las especies”, es una doble oportunidad de poner ese debate dentro del barco.

El libro explora la naturaleza “animal” del hombre en muchas de las acciones que se dan en el barco ¿El policial es la excusa para explorar esa naturaleza bestial?

Sí, es una gran excusa, aunque esas muertes existieron, sólo que ahora hay un policía, un médico y un naturalista, que se juntan para resolver lo que pasó. En realidad, todo el viaje es una gran excusa porque ese microclima a bordo de un barco durante cinco años, donde conviven personas de todo tipo, y sobre todo setenta hombres con una a niña adolescente, representa a toda la Humanidad y su naturaleza animal. El ser humano capaz de las peores atrocidades, pero también de pequeños eventos solidarios y de grandes actos heroicos.

Tus novelas anteriores no están escritas (desde el punto de vista formal) como ésta última. Pero hay algo en ellas que parece ir hacia lo que hiciste en Simioinglés. ¿Es una suerte de evolución?

Sí, hay una evolución que me va llevando veinticinco años, al comienzo sin darme cuenta, luego provocada y específicamente buscada. Hay un despojo paulatino de algunos elementos literarios que empiezan a parecerme forzados porque no se parecen a la realidad: los guiones de los diálogos, los personajes hablando seguido, uno atrás del otro, casi pisándose como en los diálogos de la vida real. Incluso las mayúsculas, salvo cuando es notorio que quiero homenajear a un personaje, Fuegia Basquet, que es el único nombre en toda la novela que está en mayúscula. Y por supuesto el anuncio, con una pequeña cruz, que señala al personaje que va a morir en las próximas páginas. Es una novela policial que anuncia quienes van a morir antes de que esto ocurra. Y también, claramente, los personajes que mueren sin darse cuenta de que han muerto. Esa superposición de la vida con la muerte, esa frontera borrada es algo que me persigue desde mis primeros trabajos.

Presentada como la primera entrega de una trilogía que Gallo da como nombre Trilogía de la Impunidad, era inevitable preguntar cuándo podríamos continuar con ella y de qué iban a tratarse los siguientes libros

La impunidad, la injusticia, son temas sobre los que pensé mucho durante estos dos años, porque me di cuenta de que están presentes en todas mis novelas, sólo que en esta trilogía decidí evidenciarlo, dejarlo bien a la vista.Yo creo que el año próximo ya sale la segunda, que está relacionada a otro imperio, el estadounidense, en el final de la Segunda Guerra Mundial, con esas dos bombas nucleares que terminan la guerra en Japón, pero dejan atrás 150000 muertos civiles al instante, vaporizados, niños y niñas que iban a la escuela, hombres y mujeres que salían al trabajo a las 8:15 de la mañana, más todos los miles más que siguieron muriendo o naciendo con deformidades a lo largo de las décadas siguientes. La tercera de la trilogía está bastante avanzada y se relaciona con la impunidad en Uruguay durante y después de la dictadura. Hay que entender de una vez que este ya no es un tema político. NO LO ES. Es un tema humano, de la Humanidad, y es un derecho que tienen las personas, los vivos y los muertos. Pero, sobre todo, hay que entender que, si no lo resolvemos, tendremos que asumir que vamos a convivir con esos muertos a nuestro alrededor, que ya no serán pancartas con fotos, que empezarán a convertirse en sombras que veremos a nuestro alrededor, en el ascensor, en la fila del supermercado, en las noches antes de dormir. Ese sí va a ser un país gris. Muy gris. Y muy triste

Comenzaba este artículo con los cuadernos de Darwin, desaparecidos hace 20 años y es justo darle cierre a esa historia que llevó 20 años culminar. En marzo de 2022, ambos cuadernos fueron devueltos de forma misteriosa y anónima a la biblioteca de Cambridge, con una simple nota que decía: “Bibliotecario, Feliz Pascua” [1] En esos cuadernos de notas, no más grandes que el tamaño de una postal, Darwin realizó el dibujo del “Árbol de la vida”, un esbozo que planteaba la posibilidad de que todas las especies tuvieran un origen común. En esos cuadernos estaba la esencia de lo que Gallo nos dice: “ya nada fue lo mismo después del descubrimiento que él hizo”

                                                                                                                  Soledad Viera


[1] Artículo sobre devolución de los cuadernos de Darwin https://www.bbc.com/mundo/noticias-60996439

Albert Einstein, o el científico más importante de los últimos tiempos

El Siglo XX se iniciaba con dos revoluciones intelectuales fundamentales para nuestra concepción del mundo. En el año 1905 se escribieron cinco artículos científicos que lo cambiaron todo en la física y que además, trascendieron las estrictas barreras disciplinarias para mover los cimientos de nuestra visión de la naturaleza, impactando en todas las áreas de la cultura. Esos revolucionarios artículos fueron creados por un solo físico, Albert Einstein, quien en ese momento tenía 26 años, así se iniciaba un cisma en la física moderna, un camino de teorías e ideas nuevas que se extenderían a lo largo del primer cuarto del Siglo XX. Los cinco artículos publicados entre 1905 y 1906 en la revista alemana Annalen der Physik planteaban una visión completamente nueva sobre el espacio y el tiempo, la materia y la energía y sobre el comportamiento de átomos y partículas. A grandes rasgos, al primer conjunto de ideas se lo denomina relatividad y al segundo teoría cuántica. Nacidas ante el escepticismo e incluso rechazo de muchos de sus colegas, hoy día estos conceptos forman parte del núcleo fundamental de conocimiento que reciben los físicos en sus primeros años de carrera. Así de fundamental fue la revolución iniciada por Einstein en 1905.

Se ha escrito mucho sobre Einstein, y sobre su leyenda también. Es sin dudas uno de los más prolíficos creadores de citas apócrifas de la historia, y eso no sucede porque sus trabajos sean inaccesibles o su pensamiento oscuro y críptico. ¿Es necesario seguir leyendo y escribiendo sobre Albert Einstein en pleno siglo XXI?. ¿Es posible acercarse a esas ideas físico-matemáticas tan revolucionarias? La respuesta a estas interrogantes es un rotundo si a todo. 

Con Einstein sucede algo muy poco frecuente y es que sus trabajos científicos originales han sido publicados en forma profusa a lo largo de diversas ediciones. De forma similar sucede con su pensamiento filosófico y político más general. Einstein acompañó sus teorías físicas con agudas reflexiones sobre la naturaleza de las leyes físicas y sus implicancias filosóficas. Es decir, es posible ir a la fuente y conocer de primera mano sus trabajos iniciales y también el conjunto de pensamientos que produjo en los últimos años de su vida. Un compendio muy abarcativo y cuidadosamente editado por el mismísimo Stephen Hawking se puede leer en La Gran Ilusión, las grandes obras de Albert Einstein (Crítica, 2016)

De ese milagroso año de 1905 se publican los dos trabajos que fundaron la llamada relatividad especial: en el primero de ellos plantea la abolición de la idea de tiempo absoluto a partir de un postulado revolucionario: la constancia de la velocidad de la luz para todo observador, independientemente de su sistema de referencia. El segundo de los trabajos fundacionales de la teoría de la relatividad es en que se demuestra la equivalencia entre masa y energía. Sorprende que un artículo tan corto, apenas unas dos páginas dependiendo de la edición, se sentara un principio físico tan sorprendente y novedoso. Es gracias a estas leyes que hoy disponemos de energía nuclear, pero lamentablemente también, de armamento nuclear. Nunca antes un principio físico había cambiado la vida de tanta gente para siempre.

Si bien la notación matemática ha cambiado significativamente desde aquellos años, el método deductivo y expositivo de Einstein es el que se utiliza en los textos actuales de física moderna en todas las universidades del mundo. En el texto se puede acceder a las formulaciones posteriores de Einstein sobre la relatividad especial, en la que postulan y demuestran la nueva visión del espacio y la gravedad. Por si quedan dudas de la actualidad de sus hallazgos, fue recién en 2016, prácticamente un siglo después, cuando se demostró experimentalmente la existencia de las ondas gravitacionales previstas por su teoría. En el compendio de Hawking abundan los detalles técnicos, aspecto que puede resultar intimidante para quienes no posean alguna formación matemática, sin embargo, su abordaje es plenamente posible gracias a la claridad expositiva de Einstein en los distintos aspectos de sus teorías.

Para un abordaje realmente amplio de toda su vida, obra, logros y derrotas está el formidable Einstein para perplejos (Debate,2018) de los físicos José Edelstein y Andrés Gomberoff, un libro formidable en varios aspectos. Desde el punto de vista matemático, el libro cumple con el criterio de Hawking: esto es, redujo al mínimo el uso de ecuaciones matemáticas en el texto a efectos de no espantar lectores. Pero esto es decir poco sobre el valor de esta obra.

Con un enfoque basado en comunicar ciencia mediante breves cuentos, Einstein para perplejos sorprende por mostrarnos en forma novedosa todos los aspectos claves de la fructífera vida del físico alemán. Esto incluye su enorme, diversa y «conocida» labor científica, pero también aspectos de su vida que parecen deliberadamente olvidados en favor del mito. El enorme favor que los autores nos hacen es, sin estridencias ni ánimos iconoclastas, pintar un Einstein de cuerpo entero. Hay una enorme admiración y devoción por el maestro y eso se percibe claramente en todo el texto. Ese cariño hacia Einstein genera el clima adecuado para conocerlo a fondo, en los distintos aspectos de su carrera.

Cuando Stephen Hawking escribió su Breve Historia del Tiempo estableció todo un estándar en la divulgación de la ciencia. En su introducción contó que los editores del libro le dijeron que por cada ecuación que pusiera en el texto las ventas del libro se reducirían a la mitad. Hawking no se contuvo y finalmente puso la célebre ecuación de Einstein que establece la equivalencia masa-energía. Según mis cuentas, aparecen dos ecuaciones a lo largo de Einstein para perplejos, una de ellas en forma de haiku, lo que deja a este libro en pleno dominio del estándar Hawking.

Es admirable la capacidad de los autores, para en muy pocas líneas, exponer claramente los aspectos conceptuales más relevantes de las teorías y aportaciones científicas de Einstein. No hay vueltas, ni textos oscuros, ni mucho menos tenebrosas demostraciones matemáticas. Así, en muy pocas palabras y con una naturalidad expositiva envidiable, los autores nos ponen a tiro con los conceptos clave de la Relatividad Restringida y la Relatividad General.  

Einstein fue uno de los padres de la mecánica cuántica, muy a su pesar por cierto. Esta teoría es la tumba de los cracks para cualquier físico o divulgador que intente exponer de un modo no formal. De hecho, también lo es para quien intente comprenderla. A pesar de estas dificultades los autores exponen en términos breves y simples experimentos mentales extremadamente sofisticados y célebres como la paradoja EPR (https://es.wikipedia.org/wiki/Paradoja_EP). Este fue uno de los sutiles y geniales argumentos impulsados por Einstein contra el formalismo e interpretación de la cuántica que tuvo ocupado durante mucho a muchos físicos aún luego de su muerte. El libro de Edelstein y Gomberoff deconstruye el mito y da cuenta de la soledad del veterano científico durante los últimos años de su carrera debido a sus objeciones con la mecánica cuántica. Es en ese sentido un libro justo históricamente y humanamente necesario, porque muestra la gran riqueza y complejidad de la vida de una de las personalidades más fascinantes del siglo XX.

De puño y letra del mismísimo Einstein podemos acceder a sus Notas Autobiográficas (Alianza,2012) y El mundo como yo lo veo (Fontana, 2012), nos aproximan a sus pensamientos más maduro sobre los conceptos de la física que él mismo ayudó a revolucionar, y sobre las teorías con las que entabló una relación crítica y polémica, especialmente la mecánica cuántica.  Es la mejor forma de aproximarse a su pensamiento político, para nada ajeno de las tragedias humanas y claramente ubicado en lo que hoy denominaríamos progresismo por pudor. A nadie le resulta desconocido que Einstein fue socialista, y que se opuso firmemente a la carrera armamentista una vez nacida la Era Nuclear. De hecho, sus posiciones políticas lo dejaron fuera del Proyecto Manhattan, la iniciativa para crear la primera arma nuclear de la historia y que desembocó en los primeros, y hasta ahora únicos bombardeos nucleares contra una nación. La historia y los avatares políticos lo ubicaron en un lugar de compromiso y de coherencia realmente ejemplares.

De todo lo escrito sobre Albert Einstein queda destacar la producción nacional que Einstein inspiró: Einstein en Uruguay, crónica de un viaje histórico (Ediciones B, 2019). Este libro de Diego Moraes es una obra preciosa que recoge testimonios y legado de la visita del físico alemán a nuestro Montevideo de 1925. La obra muestra un país que hoy día es muy distinto al nuestro, con un Uruguay carente de una comunidad científica capaz de interpretar el alcance de sus aportaciones a la física. En esa época Einstein era ya una personalidad consagrada en la ciencia mundial, fundamentalmente porque sus teorías habían empezado a ser demostradas empíricamente. Aún así despierta particular simpatía la admiración que la opinión pública uruguaya demostró hacia el científico, y los encuentros con las personalidades intelectuales más destacadas de la época. No en vano la charla con Vaz Ferreira ha sido evocada con una estatua en la Plaza de los 33 Orientales. Curiosidades aparte, la obra de Moraes deja un espacio suficiente para el asombro al recopilar lo inesperado, esto es, la existencia de detractores y polemistas nacionales con las teorías del sabio alemán. Todo un lujo que nuestra pequeña sociedad uruguaya se pudo dar en aquellos años.

Hoy vivimos en un mundo moldeado por las teorías que Einstein dedujo en un lapso de diez años de una creatividad sorprendente y brillante. La vida y la obra de Einstein está abierta a nosotros, dialogar con su legado es el mejor de los privilegios que podemos darnos a través de la lectura.

Gabriel García Sagario (Físico Nanotecnólogo, egresado de UDELAR)

Escritoras sobre Escritoras

¿Qué nos hace lectores? ¿La primera novela, la segunda, un poema, una sugerencia? Para cada uno de nosotros el punto de partida debe ser diferente, en el camino muchos nos empezamos a parecer y otros toman rumbos totalmente opuestos. Pero para aquellos cuyo destino resulta ser la escritura, ¿quiénes son los que hacen que la llama se encienda?    Este mes, en que nuestra librería recibe a sus visitantes con una vidriera íntegramente formada por narrativas escritas por mujeres, decidimos preguntarles a tres autoras cuáles fueron aquellas escritoras que encendieron esa llama.

Carolina Bello (Montevideo, 1983)

Cuentos, relatos, novelas, columnas periodísticas y demás colaboraciones forman su hoja de ruta como escritora

La novela musical -si un título así puede catalogarla – Oktubre (Estuario, 2018) donde el diálogo epistolar se une a la prosa inolvidable, hace sonar en imágenes las pistas del emblemático disco de Los Redondos.

Escrito en la ventanilla (Irrupciones, 2011) un libro que ya se nos hace raro, pues no es fácil encontrar disponible en librerías, llevaba al formato papel el blog del mismo nombre.

Y el más reciente El resto del mundo rima (PRH, 2021), una novela de exquisita belleza, que enlaza las historias de dos vidas unidas por un hecho fortuito. Dolorosa, cruda y a la vez luminosa y poética.

“En la adolescencia me gustaba mucho Alejandra Pizarnik. Venia de descubrir todo aquel universo de poetas malditos, con una descripción del estado de ánimo con el que las tragedias de la juventud se hermanaban. Pizarnik me llegaba por el cuestionamiento de ella misma y hasta hoy recuerdo de memoria algunos de sus versos, que anotaba en la contratapa de las materias sin esperanza: “mi caída sin fin en donde nadie me aguardó, pues al mirar quién me aguardaba no vi otra cosa que a mí misma”

Cuando fui más grande continué leyendo poetas mujeres y descubrí a Idea Vilariño. Lo que más me gustó de ella en su momento era la capacidad de ser cronista en verso, también de los estados de ánimo, pero además de las atmósferas o contextos. Es una poeta que narra y creo que es eso lo que más me gusta de su obra.

Y hace algunos años descubrí a Leila Guerriero quien, con sus textos más lúcidos y aún con aquellos más descarnados en su estilo, siempre me dan ganas de seguir leyendo y hablando de ese otro oficio que es contar la realidad y hacerte creer que es realidad”.

Mercedes Rosende (Montevideo, 1958)

Escritora, docente, guionista y magister en políticas de la integración; hoy en día pueden leerse sus novelas en alemán, italiano e inglés. Su género es la novela negra, pero nada que se ajuste a un modelo estricto del género, impecables dosis de humor y un personaje principal que es la delicia hecha prosa.

Justamente seleccionamos las tres novelas que tienen como protagonista a la inolvidable Úrsula, una mujer que adoramos que nos haga disgustar y amar a dosis iguales.

Qué ganas de no verte nunca más (Planeta)

El miserere de los cocodrilos (Estuario)

Mujer equivocada (Estuario)

“Tengo influencia de tantas mujeres que no podría ni citarlas, a todas les debo algo, a algunas casi todo. A las hermanas Emily y Charlotte Brontë, por empecinarse en escribir cuando escribir no era cosa de mujeres.

A Louisa May Alcott. Por hacer que haya querido ser Jo, una chica del siglo XIX, cien años después.

A Emilia Pardo Bazán, por hablar de los derechos de las mujeres cuando las mujeres no teníamos derechos.

A Patricia Highsmith, por enseñarme todo, especialmente que las mujeres podemos meternos en cualquier género, incluso en los que todavía son coto de caza exclusivo de machos.

A Margaret Atwood, por la maestría, el humor y el sarcasmo”.

Irene Delponte (Rosario, 1984)

Si de mujeres multifacéticas se habla, Irene sí que rompe los moldes, de las Ciencias Políticas al audiovisual, y de la gastronomía a la narrativa, todos son campos que ha desarrollado a lo largo de los años.

Su escritura no se acota a lo narrativo, sino que dentro de sus publicaciones está el libro de pastelería La cocina de Santé (Grijalbo, 2021) donde plasma las recetas que la han hecho una de las pasteleras más notorias de la escena gastronómica nacional.

Y la colección de relatos Todo es amarillo (Fardo, 2021) donde con una prosa directa pero no falta de poesía, enlaza una serie de relatos que en principio parecen independientes, pero que se unen en un todo coherente y refrescante.

“Alice Munro, Virginia Woolf y Victoria Ocampo. Gabriela Cabezón Cámara, Maria Moreno. Inés Bortagaray y Leonor Courtoisie. Todas forman parte de mí, cada una en diferentes etapas de mi vida, pero eso es lo de menos”

La furia de Las Furias

Siempre en búsqueda de nuevas incorporaciones a nuestro fondo, después de muchos años decidimos volver a mirar a la otra orilla e importar a nuevos valores editoriales. Así fue que Las Furias se cruzó en nuestro camino.

¿Quién podría atreverse a abrir un negocio en el fatídico año de 2020­­? Cualquier negocio, pero más aún, una editorial.

Pero hasta los proyectos más planeados escapan a los designios virales y no pueden escapar a las fechas designadas. Así le pasó al proyecto de María Magdalena, Nicolás Cerruti y Romina Luppino, que debía arrancar en julio de 2020 y así lo hizo: Editora Las Furias. “No fue fácil la decisión de continuar bajo las coordenadas en las que el mundo quedó inmerso; además de lo que significó la pandemia en términos humanos, sanitarios, sociales, económicos, también impactó, inevitablemente, en el mercado editorial. Pero apostamos a sostener el deseo, y estamos felices de haberlo hecho a pesar de las dificultades.” Así comienza a contarnos María, desde la sede Las Furias en Buenos Aires, en un intercambio que nació por el interés de nuestra librería en contar con sus libros y que siguió en Instagram hasta convertirse en este artículo.

Con menos de dos años de fundada, ya cuenta con seis títulos publicados, encontrando sus pilares en la poesía, la literatura, el feminismo y el psicoanálisis. Aunque las casillas de los géneros no estén dentro de las consideraciones de los editores, “nos interesa, más que el género al que pudiera pertenecer, la escritura singular. Por lo tanto, apuntamos a quienes también deseen ser interpelados y conmovidos por la escritura”   

En este sentido tenemos a Retrato de Dora de Hélène Cixous (Argelia 1937) una obra que cruza entre la dramaturgia y la poesía teniendo como centro el famoso caso freudiano.

O Una madre es un piano triste de la argentina María Malusardi (Bs. As. 1966) que propone entre el ensayo, los relatos y la biografía trazar una suerte de memoria familiar de una madre y su hija      

Cerruti, uno de los creadores y editores de Las furias, también publica y engrosa su catálogo con Deconstruyendo al Joyce de Lacan. Con esta obra se apunta a aquellos iniciados en Lacan, que no temen atacar los puntos menos evidentes.

Fenitschka Un desvío de Lou-Andreas Salomé (San Petersburgo 1861), una reedición de la obra publicada en 2008 de Carmen González Táboas Querida María. Cuando el psicoanálisis no es un sueño y Abro el miedo de Teresa Orbegoso (Lima 1976)

El catálogo de Las Furias es acotado pero contundente y apuesta a una manera diferente de entablar una relación con el libro y con los autores, acercándose a ellos de una manera más personal y respetuosa de sus necesidades. “Después de haber vivido diversas experiencias trabajando y publicando libros en otras editoriales sentíamos una sensación de desasosiego y rabia frente a ciertas prácticas habituales, y naturalizadas, en el mundo editorial: el maltrato a los autores, el no cumplimiento de los contratos, el abandono de los libros una vez publicados, la inversión económica que, en la mayoría de los casos, recae sobre los escritores que quieren publicar. Quisimos crear una editorial que –como otras, aunque no abunden– subvierta esa lógica y propusiera otro modo de hacer libros, que no es sin el sostenimiento de una ética, una estética y una política. Una lógica amorosa y de cuidado hacia quienes escriben. ­”

Ediciones cuidadas en su papel, diseño y contenido forman parte indiscutible de lo que hace a Las Furias. Mantener un estándar igual, no deja de ser un desafío para el futuro, pero no parece ser un problema por ahora. Este año comienzan con una publicación de la poeta y editora argentina Mercedes Roffé: Prosas fugaces. Dentro del primer semestre también verá la luz un libro sobre Sylvia Plath de María Magdalena, y una traducción de un texto de Antonin Artaud realizada por Walter Romero e intervenido por el poeta y escritor Javier Galarza. “Y otros títulos para la segunda parte del año que todavía no podemos anunciar.”  

Afortunadamente para los lectores argentinos, sus libros son fáciles de conseguir en todo su país, además de las plataformas digitales de alcance global. Y desde algunas semanas atrás, también nuestros lectores pueden adquirirlos en el mercado uruguayo a través de nuestra librería, tanto en el local, como en nuestra tienda on-line.

Las Furias son las hijas infernales de la Noche, encarnan lo que no cesa jamás, criaturas que atormentan y salvan a través de la purificación. Las Furias es lanzar al mundo libros como pequeños fuegos” (de su sitio web www.lasfurias.com.ar)

Soledad Viera

El siglo XX fue el siglo de Ulises

De hecho, si comenzó con la Primera Guerra Mundial (una vez le preguntaron a Joyce qué había hecho durante la guerra; su respuesta fue “escribí Ulises, ¿qué hizo usted?”), el bautismo de fuego literario del siglo XX fueron los 18 capítulos de esta epopeya (hiper)moderna, que comienzan en una torre en Sandycove, suburbio de Dublín, y terminan por partida doble en el cosmos y en la historia y los mitos, con un epílogo y resumen a cargo de un cuerpo femenino, menstruante y erotizado al borde del sueño; 18 capítulos, por cierto, que vuelven a narrar la Odisea, otro territorio fundante de literatura(s), en las calles de Dublín y se contagian de Shakespeare, Sterne, Swift y Dickens, por nombrar solo algunos de los escritores cuyo ADN textual es hackeado por la maquinaria viral del libro de Joyce.

Otra anécdota joyceana: en sus tantas noches de bar en París le contaba a sus compañeros de bebida que después de escribir el capítulo ocho, esa fuga textual que remite a las Sirenas de la Odisea, por mucho tiempo le había resultado imposible escuchar música. Cada capítulo, añadía, había dejado un campo arrasado, una scorched earth digna de la más oscura literatura posapocalíptica. ¿Qué hacer a continuación, entonces? Para Joyce la respuesta fue fácil: si el Ulises había sido el libro de un día (el 16 de junio de 1904), la única salida lógica era escribir el libro de una noche o, mejor, el libro de la noche, y así ese mismo 1922 comenzó a escribir Finnegans Wake, libro por fuera de todo género o matriz de géneros (o acaso género en sí mismo), que le llevaría 17 años terminar.

Pero para los demás sólo cabía volver a la tierra arrasada y esforzarse sobre los monstruos que nacerían de ese escándalo radioactivo y mutágeno. Así, todas las literaturas (primero la de lengua inglesa, después las demás) se volverían joyceanas (sea en sentido epigonal o parricida, pero siempre desde alguna forma de relación con Ulises), produciendo la idea de que en aquel libro de 1922 estaba el futuro. Los ejemplos son fáciles de listar: William Faulkner, William Burroughs, Arno Schmidt, Thomas Pynchon y David Foster Wallace son los más evidentes, pero también en la ciencia ficción de los años sesenta el modernismo joyceano dejó su marca, particularmente en la obra de Robert Silverberg (que escribió el monólogo interior de un telépata que está perdiendo sus poderes en la novela Muero por dentro, que refiere al Ulises tácita y también explícitamente), John Brunner (en su monumental Todos sobre Zanzíbar, que podría pensarse como una proliferación brutal del capítulo 10 de Ulises) y Brian Aldiss (que retoma la conexión Joyce-Burroughs en A cabeza descalza, y de paso joyceaniza todavía más notoriamente al Nouveau roman en su Informe sobre probabilidad A); del mismo modo, la literatura hispanoamericana tiene su primer momento joyceano en Adán Buenosayres, de Leopoldo Marechal (o en el Borges del cuento “El inmortal”, que es una suerte de condensación extrema de Ulises), pasa por Tiempo de silencio, de Luis Martín-Santos, estalla en la conexión faulkneriana del boom (desde Fuentes a García Márquez, pasando por Onetti, pero también en la deslumbrante Clarice Lispector), se expande en la obra de Julián Ríos y, acaso más memorablemente que nunca, deslumbra en Tres tristes tigres, de Guillermo Cabrera Infante.

Más sutil, pero no menos productiva, es la impronta joyceana en Angela Carter (novelas como El doctor Hoffman y las infernales máquinas del deseo y La pasión de la nueva Eva pueden ser leídas desde el capítulo 15 de Ulises), Helen DeWitt (su novela enciclopédica El último samurai está enchufada directamente al capítulo 17 de Ulises), David Mitchell, Don DeLillo, Mark Z. Danielewski y el Alan Moore de The Black Dossier y Jerusalem, cuyas parodias de estilo hilvanan al Joyce del capítulo 16 de Ulises con el Orlando de Virginia Woolf y el Frankenstein desencadenado de Brian Aldiss. Incluso escritores que problematizaron de alguna manera la figura de Joyce, como J.G. Ballard (“El Ulises de James Joyce tuvo una enorme influencia en mí, casi enteramente para mal (…) carece curiosamente de imaginación y (…) no logra despertar emoción en el lector (…) pero, aunque no sea la mayor novela del siglo XX, ciertamente es la mayor obra de ficción”, escribió en 1990 para The Guardian, artículo recogido en su compilación de artículos Guía del usuario para el nuevo milenio, publicada en español en 2002 por Minotauro), replicaron su impulso más experimental y anticonvencional, el propio Ballard en La exhibición de atrocidades, uno de los libros más arduos y fascinantes de la segunda mitad del siglo XX.

¿Y el siglo XXI? Parte de la respuesta es tan simple como decir que basta con mirar esa otra literatura que no circula por los canales más consabidos y visibles sino en las vías más laberínticas de la escritura experimental. El australiano/checo Louis Armand, por ejemplo, además de haber escrito dos novelas-mastodonte de evidente “joyceanidad” (Vampyr y The Combinations), ha dedicado numerosos artículos de crítica literaria y ensayos a mapear la influencia reciente de Joyce sobre la tradición experimental. Del mismo modo, la escritura hipersticional e hiperficcional del español Germán Sierra y los estadounidenses Jake Reber y Mike Corrao retoma la línea Joyce-Burroughs puesta al servicio de la teoría-ficción a partir de los escritos del colectivo CCRU, activo durante los años noventa en la universidad inglesa de Warwick.

Sin embargo, responder que la influencia de Joyce queda arrinconada a la escritura experimental por lo que va del siglo XXI es ver apenas el lado oscuro de la Luna, para lo cual, naturalmente, hace falta un satélite. Pero simple vista la influencia de Joyce, más camuflada, más camaleónica, sigue permeándolo la literatura entera, por más que más de un escritor despistado y peninsular –como el pobre y tonto Kiko Amat– diga que el libro es “un galimatías, simple y llanamente” o que por tener más de 200 páginas ha de ser sentenciado ilegible. Entonces, así como no hace falta leer el Quijote para leer al Quijote, o pasar por las cientos de páginas de Moby-Dick para haber leído Moby-Dick –porque la tradición literaria ha leído a ambas por nosotros, y nos llegan replicadas y reescritas desde otros tantos libros– Ulises está en todas partes, desde Saul Bellow hasta Marosa DiGiorgio, pasando por Joseph Heller, Rick Moody, Michael Chabon, Susana Clarke y Neil Gaiman. Está por ejemplo en Ducks, Newburyport, de Lucy Ellmann (un monólogo interior compuesto por una única oración de más de 1000 páginas, interrumpida por breves relatos de la vida de un puma), y también en Leñador, de Mike Wilson(una enciclopedia sobre la vida y el arte de los leñadores),libros que, si bien el mismo lector despistado de unas líneas más arriba podría acusar de “experimentales”, hay que recordar que han sido éxitos de venta publicados por editoriales mainstream, a diferencia de los ya mencionados Reber, Corrao, Sierra y Armand, que publican con editores especializados en escrituras no convencionales.

Quizá valga la pena concluir lo siguiente, entonces: Ulises no es sólo un monumento a la escritura experimental sino, y por sobre todo, una summa de la tradición precedente, una verdadera enciclopedia de la literatura en inglés y, apenas en menor medida, de la literatura europea en general; si el libro buscó construir el futuro, lo hizo recapitulando el pasado y construyendo sobre sus capas y capas de texto, a hombros de gigantes. Cualquiera que escriba un libro que no de por sentada su lengua, su canal, su circuito, su tradición; cualquier libro que no se instale en la transparencia más absoluta con respecto a su arte, es decir, está escrito sobre Ulises, vale decir a partir de Ulises. Así, el libro de Joyce no sólo pertenece menos a la literatura que a la historia de la literatura (por parafrasear a ese Borges que no podía ocultar su amor/odio/encandilamiento/fascinación por su colega irlandés) sino que, a todas luces, es la historia de la literatura.

Quizá por eso sigue adelante.

Quizá por eso seguirá con vida.

No es tanto, entonces, que Ulises ha terminado hoy 2 de febrero de 2022 de entrar al siglo XX; es más bien que hoy el siglo XXI terminó de entrar a Ulises: a su laberinto, a sus entrañas de texto, a sus tan numerosas felicidades.

Ramiro Sanchíz

¿Qué pasaría si…?

Además de ser el título del libro a reseñar, en Puro Verso nos preguntamos…y qué pasaría si tenemos un columnista invitado, que es investigador, que trabaja en nanotecnología y reseñe sobre libros de divulgación científica?

La respuesta: Gabriel García, investigador, actualmente desarrollando un proyecto ANII para la aplicación de nanomateriales al cuidado del medio ambiente y desde hoy nuestro colaborador. EUREKA!!!!

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Randall Munroe es bien conocido, es uno de los héroes de Internet. Este ex físico de la NASA es el creador de xkcd, el webcomic que trascendió el humor y pasó a ser, entre otras cosas, una increíble herramienta divulgativa. Munroe es también autor de What if?, una especie de spin off del original. En esa web, Munroe se dedicó a responder las preguntas más delirantes que sus seguidores le realizan. Con el tiempo se acumuló un contenido más que interesante y la publicación del correspondiente libro no se demoró.

Cuando lo vi en la librería lo compré inmediatamente, fue una grata sorpresa encontrarlo.

Hay dos razones profundas por las que Qué Pasaría Si? (Randall Monroe, Aguilar 2017)es un excelente libro de divulgación pero también y fundamentalmente, una poderosa herramienta didáctica a la que profesores, alumnos y curiosos de todos los niveles deberían recurrir obligatoriamente.

En primer lugar el enfoque de Munroe es expresión concreta de algo que se repite mucho en las aulas, pero muy pocas veces se practica: a la hora de aprender no hay preguntas estúpidas. Curiosidad y aprendizaje son el dúo dinámico educativo, pero en algún momento y por alguna razón, todos experimentamos preguntas ridículas que quedaron sin respuesta, y para peor, sin pregunta.

La movida inicial de What if? y la publicación en español de este libro es una señal de que existe una importante demanda de contenidos de este tipo.

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Randall Munroe

Es claro que existe un notorio problema didáctico y expositivo a la hora de enseñar ciencias, especialmente a nivel medio. Lo constaté hace poco cuando tuve que ayudar a preparar exámenes a unos liceales. Hacía años que no sabía cómo y qué enseñaban a nivel secundario y realmente no necesité ponerme al día: todo seguía exactamente como cuando cursé. Planos inclinados, poleas, carritos y cuerdas inelásticas: aburrido, árido, sin sentido y muchas veces, demasiadas quizá, mal enseñado.

Estoy convencido de que el libro de Munroe es una muy buena respuesta a ese enorme vacío.

 En segundo lugar: el método. Munroe se dedicó a contestar preguntas de este tipo con una metodología que cualquier profesor a la antigua tacharía de informal o en el mejor de los casos lúdico. Me consta que el método usado remite inequívocamente  a los llamados problemas de Fermi. El célebre físico italiano pasó a la historia por lograr la primera reacción de fisión controlada y participar en el Proyecto Manhattan. Pero además Fermi tenía un excepcional talento tanto para la física teórica como para la aplicada. Se convirtió en leyenda por su habilidad para realizar cálculos precisos en condiciones para nada ideales. En ocasión de la primera prueba nuclear de la historia, se cuenta que fue capaz de medir la potencia de la detonación tirando unos papeles al piso y midiendo el desplazamiento de los mismos como consecuencia de la onda expansiva. Dicen que no le erró. Así entonces, y con preguntas un poco menos belicosas del tipo «cuántos afinadores de piano hay en la ciudad de Chicago», Fermi hizo escuela con una metodología de cálculos aproximados que permiten resolver problemas de una forma rápida y muy efectiva.
El método se conoce también 
como hacer cuentas en una servilleta y pone énfasis en lo informal y rápido que puede ser su puesta en práctica.

Munroe no hace mención directa a los problemas de Fermi, pero en definitiva es el método que utiliza a lo largo del libro. En algunas ocasiones utiliza fórmulas matemáticas, recurre a búsquedas de internet o realiza cuentas mentales muy rápidas. En definitiva recurre a todo tipo de herramientas y a un método intuitivo de cálculo extremadamente didáctico y efectivo que a mi juicio convierten a Qué Pasaría Si? en un libro más que recomendable para todo tipo de aulas y público.
Creo que estamos ante un libro que convenientemente utilizado en el aula está a la altura del desafío de enseñar mejor la matemática, la física, la informática y en definitiva todas las disciplinas científicas. Recomiendo enfáticamente la compra del mismo, la lectura sin miedo y su uso por parte de docentes de todos los niveles y ramas educativas.

Gabriel García

Los elegidos de Puro Verso en 2017

Hace 5 años atrás, la Cámara del libro de Uruguay establecía que promedialmente se publicaban en nuestro país más de 1800 títulos nuevos por año. Esa cifra puede ser extraña para muchos, pera para nosotros los libreros, no es más que una aproximación ya lejana y minúscula. Semanalmente las cajas enviadas por las diferentes editoriales cubren nuestros espacios de local, diariamente nos vemos en la lucha de clasificar las decenas de títulos nacionales y extranjeros que deben estar en una mesa, los estantes, la vidriera o que, forzadamente debemos hacer esperar en nuestras escaleras (sino, sigan nuestro instagram donde los hacemos partícipes de estas experiencias).

De los miles de libros que recibimos, podrán darse cuenta, no todo es una “obra maestra” y nosotros, amantes de la literatura y los libros, nos vemos en la titánica tarea de elegir qué leer y lo que es peor, qué dejar sin leer. Deben creerme cuando les digo que la frase: “quiero más tiempo para leer todo lo que me gusta”, es una constante entre nosotros. Y también deben confiar en mi palabra cuando les digo que la expresión: “si trabajas en una librería lees todo el tiempo”, no es real. ¡Ojalá lo fuera!

Pero aún así, tapados de libros, nuevos y clásicos y con escaso tiempo para dedicárselo todo a la lectura, tenemos tiempo de tomar nuestras opciones y llegado el fin de año, destacar aquello que sobresalió de la media.

Comencemos por “lo nuestro”, que afortunadamente nos deleita con una variedad cada vez mayor de géneros y calidad en ascenso.

Una historia americana – Fernando Butazzoni (Alfaguara)

Sin dudas uno de los mejores escritores de nuestro país, Butazzoni vuelve a adentrarse en una punta de nuestra historia reciente, y no solo logra una novela de intriga con nivel, sino que consigue la titánica proeza de situarse en un punto neutro, donde quienes decidimos que bando tomar somos los lectores. Contado en tres planos muy diferentes, su historia gira en torno a uno de los hechos históricos que marcaron al Uruguay, el caso Mitrione. La habilidad narrativa mostrada al entrelazar los relatos, demuestra la notable pluma del autor y no son muchos aquellos escritores, que logran frases que permanecen en nuestra mente largo tiempo después de cerrar el libro.

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Muzungu blues – Tato López

De vuelta al camino, Tato López recorre uno de los paisajes más hermosos y de las coyunturas más complejas del planeta. Surgido prácticamente de una casualidad, leemos de primera mano, las experiencias de un hombre ávido de conocer y que para conocer pregunta y así, nos transporta y nos hace vivir su viaje. Recorriendo Ruanda, Uganda entre otros países africanos, López nos regala un libro que habla de él, de nosotros y del mundo en el que vivimos.

muzungu

La subversión de la lluvia – Martín Lasalt (Fin de siglo)

Una novela distópica ambientada en un futuro más cercano de lo que suponemos, se centra en la problemática del agua, el dominio por unos pocos, los intereses creados y la lucha por la supervivencia. De ritmo trepidante y personajes entrañables, sin nombres ni locaciones claras, el lector rápidamente puede ubicar la acción en nuestro país, pero el relato puede darse en cualquiera de los países de Latinoamérica. Y el desenlace anunciado en sus primeras páginas, solo puede ser el lógico. Una de las mejores novelas nacionales del año, Lasalt sorprende en su narrativa perfecta, en su acción medida y sostenida que nos hace pedir más.

subversion

Las publicaciones extranjeras, obviamente duplican las nuestras y captan la atención (tal vez desmedidamente) de la mayor cantidad de lectores, Aquí nuestros elegidos:

Cuentos de hadas de Angela Carter- Angela Carter (Impedimenta)

Finalmente este año llegó a nuestras librerías la edición en español de esta magnífica recopilación de cuentos fantásticos. Angela Carter dedico una vida entera a la búsqueda de estas joyas folclóricas que muy alejada de los típicos cuentos Disney, muestran a mujeres decididas y guerreras, a brujas astutas y difíciles de engañar con trucos infantiles y crueles hombres que reciben su merecido…o no.

Hoy más que nunca, Angela Carter es un lectura obligada, en ésta como en sus demás obras, en las que la mujer no aguarda el beso del príncipe, sino que es ella misma que derrota al dragón.

cuentos de hadas

El viaje a Echo Spring – Olivia Laing (Ático de los libros)

Imperdible ensayo que recorre las atormentadas vidas de alguno de los más grandes escritores norteamericanos: Berryman, Carver, Scott Fitzgerald, Cheever, Tennesse Williams y Hemingway. El hilo conductor, no es otro que el vicio que compartieron y que increíblemente se aúna a su diferencial talento, el alcohol. La autora logra ensamblar magníficamente su historia personal con la ruta que trazaron sus colegas y los arrastra hasta Echo Spring.

 

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Kazui Ishiguro y el Nobel

No vamos a negar que la vuelta del Premio Nobel a manos de un escritor no fue un alivio, y si además cae en manos del británico-japonés, aún más. La obra de Ishiguro en su conjunto no tiene puntos bajos, ya sea en sus relatos, en novelas costumbristas o distópicas, nunca decepciona. Pero a la hora de elegir uno de sus títulos, inevitable es no reparar en Nunca me abandones (2005), que en imágenes no lejanas a las actuales, se plantea el derecho de dotar de humanidad a aquello que se ha creado en un laboratorio y nuestra relación con lo “no normal”, y el derecho de “ellos”. Pero igualmente está Nocturnos, o Los restos del día, o su última novela El gigante enterrado, todos ellos altamente recomendables.

 

La lista podría ser más larga, pero el artículo también debería ser más largo y al final, nos restaría un precioso tiempo para seguir leyendo más libros.

Soledad Viera