La isla de los autores olvidados

La isla de Sajalín fue durante años la obsesión de Antón Chejov. Finalmente consiguió costearse el viaje desde Moscú para visitarla en su carácter de médico encargado de revisar las condiciones en que vivían los presos insulares. Este pequeño territorio, cuya historia se remonta a varias centurias de dominio chino, japonés y ruso, ha sido una fuente de inspiración literaria aún más allá de venerables autores como el maestro ruso. Y también lo fue para el fundador del sello allá por 2009 cuando decidió con un socio la creación de una editorial que fuera al rescate de autores olvidados. Desde entonces este sello con sede en Barcelona ha ido alumbrando el camino de las letras con un catálogo que ya supera el centenar y trajo en sus cuidadas ediciones a escritores desconocidos o muy poco difundidos en lengua española. Dos colecciones bajo el mismo sello -Sajalín y Al margen- que traen al público firmas tan disímiles como la croata Ivica Djikic, o el japonés Ozamu Dasai -autor de una magnífica y contundente novela existencialista como Indigno de ser humano-, Friederich Christian Delius, o el australiano Kenneth Cook.

Una mirada en particular sobre su colección Al margen revela notables hallazgos, al tiempo que una operación de rescate de un puñado de narradores que o bien han caído en el olvido, o dado lo exiguo de su obra han permanecido relegados y, sobre todo, ignorados por los catálogos de los grandes sellos.          

Hay allí verdaderas obras maestras como El callejón de las almas perdidas, del estadounidense William Lindsay Gresham. Una novela de crudo realismo que podría inscribirse, como muchas de esta colección, en el noir más descarnado de las letras norteamericanas. Este libro de Gresham que sigue los pasos de un charlatán e ilusionista de circo de fenómenos por una América en crisis durante los años cuarenta deslumbró al cineasta mexicano Guillermo del Toro que la convirtió en un correcto largometraje de gran acogida por la crítica.

Esta colección en particular se inició con la publicación de uno de los autores de culto más reconocidos por crítica y público fuera de Estados Unidos. Las novelas de Edward Bunker reflejan el mundo del hampa, en particular el de la ciudad de Los Angeles, que él conoció de primera mano. Bunker fue asaltante de bancos, estafador, falsificador de monedas, yonqui y por muchos años presidiario, un mundo que luego describiría en algunas de sus obras. Llegó a figurar en la famosa lista de los hombres más buscados por el FBI, pero de algún modo su redención llegaría con la literatura. Su novela No hay bestia tan feroz, para muchos su obra maestra y cuyo título parte de una línea de Ricardo III de Shakespeare, narra en primera persona la salida de la cárcel de Max Dembo, un atracador que intenta sin éxito abandonar el delito, pero termina aferrándose al mismo para sobrevivir en una ciudad tanto o más salvaje que él.

Uno de los escritores más publicados por la colección es el también estadounidense Chris Offutt, autor de varias novelas y cuentos de un realismo sucio que retrata impiadoso la vida en los Apalaches y en los apartdos pueblitos de un Kentucky agreste y lejano donde el sueño americano es una burla cruel. Este notable escritor es también uno de los grandes innovadores en la novela negra con obras de una potencia literaria que recuerdan al mejor Jim Thompson, como Noche cerrada donde la caída en el abismo se narra con un lenguaje seco y preciso, sin embargo cargado de lirismo. Los cuentos de Kentucky seco -una alusión al bourbon de alto octanaje que deja una huella imborrable en quien lo bebe- retratan sin piedad a los personajes que viven y mueren en las montañas del sureste norteamericano. Y son definitivamente negras las novelas que componen la (por ahora) trilogía de Mick Hardin, un investigador que pertenece al ejército y que eventualmente vuelve a su Kentucky natal para terminar involucrado en la investigación de algunas muertes sospechosas. Offutt ha publicado hasta ahora tres títulos en esta saga: Los cerros de la muerte, Los hijos de Shifty y The Hills Code, de aparición reciente y aún no tradiucida al español. Pero este año también Sajalín rescató su primera novela, El buen hermano, donde ya están presentes todos los elementos de su gran narrativa.

Otro de los rescates es el del británico Ted Lewis, un autor que tal vez para algunos resulte familiar por la adaptación cinematográfica de una de sus novelas más célebres Carter, con Michael Caine en el papel protagónico. La saga de Carter, también publicada casi en forma íntegra por Sajalín, sigue a este parco asesino a sueldo y describe como pocos lo han hecho los bajos fondos londinenses en los años de 1960 a 1970. En la misma época, pero de vuelta a esa otra América que no aparece en los productos de Hollywood, otro maestro de la narrativa caído en el olvido es Newton Thornburg, autor de dos notables obras ubicadas en esta línea. Cutter & Bone, donde dos ex combatientes de Vietnam que malviven en Los Angeles y se topan con las mafias locales protagonizan esta impresionante epopeya. Morir en California es la otra obra de este rescatado, y narra la búsqueda de justicia de un padre que abandona su vida y su granja en el Illinois rural para saber qué pasó con su hijo.

También dentro de la novela criminal la colección comenzó a publicar al norteamericano Daniel Woodrell, con una narrativa muy en la línea de Offutt, aunque en su caso ambientada en los pantanos de Louisiana. Se dice que Woodrell fue quien inventó el término country noir para referirse al tipo de literatura que él y otros de sus colegas hacían y hacen hoy. Lo cierto es que en sus textos hay huellas reconocibles no sólo de los grandes del noir sino también del gótico sureño. El sello barcelonés comenzó por el primer título de la trilogía de René Shade, un ex boxeador convertido en policía, que inicia su andanza en Bajo la dura luz.

            El irlandés Donal Ryan es otra de las voces de enorme fuerza narrativa que Sajalín trae para sus lectores. Su obra se inscribe más de lleno en el realismo sucio y con ello encaja como un guante su disección de las vidas miserables de hombres y mujeres en apartados pueblos, barridos por las crisis económicas y las burbujas inmobiliarias, como ocurre por ejemplo en Corazón giratorio.

Sajalín ya ha superado el centenar de títulos, algunos de ellos con repetidas reediciones como la mencionada novela de Bunker -a propósito, con un cameo en la recordada Reservoir Dogs de Quentin Tarantino, donde interpreta al asaltante Mr. Blue-, que ya va por su octava reimpresión. En cada título el sello vuelve a mostrar el cuidado de sus traducciones y edición, con lo que prueba una vez más el valor de las pequeñas editoriales independientes.

Por Renzo Rossello – Periodista y escritor

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